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Mujeres privadas de su libertad aprenden cómo cosechar verduras y hortalizas

Un trabajo conjunto entre los poderes Ejecutivo y Judicial, permitió la construcción de un invernadero en el Penal Provincial Nº1 de Viedma, para ser trabajado por las mujeres privadas de su libertad alojadas allí.

Fecha: 10 de marzo de 2018

Esta es una oportunidad para ofrecer conocimientos que permitan a estas mujeres una reinserción exitosa en la sociedad.

“La ley de Ejecución Penal permite establecer beneficios para los reclusos a través de estímulos educativos, es decir que la persona puede ir haciendo cursos. En el caso de las mujeres esto no se podía hacer porque no había talleres destinados a ellas. En este espacio surgió este trabajo entre el Poder Judicial y el Ministerio de Agricultura de la Provincia”, explicó la jueza del Superior Tribunal de Justicia (STJ) Adriana Zaratiegui quien, junto el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Alberto Diomedi, observaron los resultados de este esfuerzo interpoderes que permitió que mujeres privadas de su libertad puedan cosechar verduras para vender o cocinar.

A través del Acuerdo Marco Interpoderes para la Introducción de la Perspectiva de Género en las Instituciones, firmado por el gobernador Alberto Weretilneck en 2012 y a pedido de la Oficina de Género del Poder Judicial de Río Negro, el MAGYP incluyó al Penal N°1 en su Programa de Invernaderos.

“Así fue como se compró el material para la estructura que se construyó con técnicos de la dirección de Agricultura, que también realizaron la capacitación y la entrega de los plantines necesarios para empezar este proyecto. Esta fue nuestra contribución, que ayuda y que además quedará montada para otras experiencias similares a futuro”, señaló el ministro Diomedi.

La jueza Zaratiegui quien cuenta con 30 años de experiencia en la justicia penal explicó: “Lo que observo desde mis años de trabajo es que la mejor prevención para la sociedad es que las presas tengan una oportunidad, que cuando vuelvan a recuperar su libertad no se reproduzcan aquellas situaciones que hicieron que cayeran en el delito. La idea sería aportar para borrar los factores negativos y apuntalar los factores positivos, como es la posibilidad de tener un empleo”.

El invernadero debe ser cuidado por la mañana y la tarde por lo que “además de permitirle incorporar conocimientos para cuando recupere su libertad, también es un espacio único e invalorable que le cambia los días a estas mujeres”.

“Asistimos al caso de una chica que aprendió panificación y que ahora está autogestionando su proyecto. A lo mismo apuntamos con otras mujeres, por lo cual agradezco de todo corazón la asistencia del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca”, finalizó.

 

 

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